Casablanca hoy está de fiesta, vienen los payadores, yo no entiendo mucho de eso ya que sólo tengo nueve años, pero sé que Casablanca ese día es muy visitada. Yo paseo junto a mi mamá, a ella le gusta la poesía y yo la acompaño.
De pronto hay algo así como un duelo de payadores entre Cuba y Colombia, una payadora de nombre Mariela le contesta a otro payador, uno chico, divertido con sombrero aplastado. Entre gritos se contestan en rimas, la gente se ríe. Veo pasar personas con empanadas, con copas de vino, yo me antojo de una empanada, mi mamá me compra dos para que yo coma harto y así no hable tanto y pueda escuchar a los cantores que vienen de países latinoamericanos.
Se escuchan las campanadas agudas que estrena la iglesia, parece que compiten con los cantos de los payadores, el curita parece que no tuvo tanto público en la misa, termina temprano y viene mejor a escuchar a los cantores, y hasta le dedican una décima que decía- por qué mejor no se apura, y canta conmigo señor cura, mejor está nuestro recital, que la misa tuvo que terminar- Todos se rieron y a mí me dieron ganas de comer otra empanada.
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Por Natalia Vera Lepe. Mención Honrosa Categoría Infantil del Concurso de Cuentos y Poesías "Casablanca en 257 Palabras".